LOS AFRICANOS NO VAN AL PSICÓLOGO.

¿Porque no hay psicólogos en África?
¿Y por qué abundan los psicólogos en Europa?
En el país de los caucásicos, cualquier motivo es bueno para ir al psicólogo. Sean traumas, miedos, rabias, impotencias, inseguridades…Cualquier sentimiento es una puerta hacía un proceso profesional de ayuda psicológica.
En África, también hay gente que tiene miedos, inseguridades, complejos… Entonces, ¿Por qué no vamos al psicólogo?
Yo, nunca he ido a un psicólogo. Me encantaría ir aunque sólo sea para ver de qué va, y para entender porque todos los blancos van. Bueno… y también para explicarlo a mis amigos de allí, para que puedan decir: “¡Ay!Cómo son esos blancos...”
No sé exactamente en qué consiste la función de un psicólogo, pero supongo que se basa en una cosa muy importante que es “escuchar”.
Escuchar.
1. tr. Prestar atención a lo que se oye.
2. tr. Dar oídos, atender a un aviso, consejo o sugerencia.
3. intr..
4. prnl.
Cumpliendo la primera y la segunda función de “escuchar”, el psicólogo como buen profesional, juzga el estado del paciente y le ayuda a encontrar el camino hacia su felicidad personal… Ya sé que el trabajo de un psicólogo consiste en mucho más, pero seguramente, como buena africana intuitiva, ando cerca.
Cuando llegué a Europa, me extrañó mucho que esto sea un trabajo, cuando en nuestras tierras, esa función de escuchar y ayudar, la cumplen los amigos. Entonces pensé que en África, los psicólogos son los amigos. Y hice la regla de tres, basandome también en el individualismo general europeo, para llegar a mi conclusión: ¿Será que los blancos van al psicólogo porque no tienen amigos? ¿Y los que tienen amigos no encuentran en ellos, el apoyo necesario para salir de sus infiernos?
En las tierras del Dahomey, y en los países de alrededor, los amigos, psicólogos de la calle, profesionales curtidos con vivencias diarias, expertos en solucionar problemas ajenos, escuchan y opinan. Para nosotros, los africanos, todos psicólogos amateurs, la curiosidad es un deber nacional. El “entremeterte” en la vida del vecino es tu derecho básico. Y es un placer escuchar las alegrías, pero también los problemas, las mierdas, el aburrido día a día de los demás. Y que gusto cuando uno empieza a explicar y poco a poco se va formando un coro de psicólogos diletantes, algunos conocidos, otros, amigos que escuchan atentamente, hacen preguntas para entender mejor la situación y para poder emitir su juicio. Que tranquilidad da escuchar: “Yo si fuera tú, no dudaría ni un instante a…” “Yo, te aconsejo que vayas directamente a…” “¡Así se habla! Tu vales mucho más…” “¿Y si haces tal…?” “Ni yo lo diría mejor…” “¿Por qué no intentas…?” “Pero si tú eres una persona fantástica…” "Rectificar es de sabios..."
Una asamblea de sabios, que te aconseja sobre lo que podrías hacer para aliviar la carga de tus inquietudes y de tus intranquilidades. Te dicen lo que en su opinión convendría hacer y sobre todo te instan a ir explicandoles la evolución de la situación, ya que no podrían dormir tranquilos sabiendo que tú no estás del todo bien.
Y cuando ya te has liberado, te vas ligero, lleno de confianza, a seguir aquellos consejos que te acaban de dar, gente que te ha escuchado de verdad, amigos que se mojan por ti, porque saben que tú lo harías por ellos. Te vas aliviado porque sientes que no estás sólo.
En Europa, “escuchar” estorba un poco. Incluso hay gente que dice: “¿Qué rollo me estás soltando no?”. Yo flipé cuando oí por primera vez la frase “discúlpame por meterte un rollo...”. Se me quedaron los ojos como platos cuando una vez también oí: “No sé porque me estás explicando esto…”. Incluso hay gente que cambia drásticamente de tema cuando le acabas de explicar una cosa que te preocupa. ¿Por qué tiene que saber mal explicar tus malestares a tus amigos? ¿Acaso no están allá para esto? ¿Cuál es el deber de un amigo?. Esos blancos, se abrazan mucho, todo el día de besitos, pero no se escuchan.
Y cuando ya tienes la suerte de encontrar a alguien que te escuche, pues vienen las típicas frases que nosotros catalogamos como “frases de blancos”: “tú tienes que hacer lo que creas…” “Yo no soy quien para opinar…” “Es que no sé que decirte…” “haz lo que te diga tu corazón…”… ¡Y yo que sé lo que me dice mi corazón! Ojala supiera qué es lo que tengo que hacer.
Los blancos y los que viven en los países de los blancos se quedan entonces con sus problemas y se les van enquistando y mutando en traumas y miedos, y inseguridades. Si nadie te escucha, y si nadie sabe de tus problemas, te los comes tú solito y acabas explotando.
Si un amigo te plantea un problema es para que le ayudes a encontrar una solución. La gente tiene miedo a dar soluciones, a mojarse o a opinar, para lavarse las manos por si luego algo sale mal, para no tener ninguna responsabilidad. ¡Cobardes! Es que la amistad también es una responsabilidad, es compartir, es ayudar, es escuchar, es aliviar al otro de un peso emocional. La amistad es saber que palabras decir para que tu amigo vuelva a sonreír, es ayudarle a ver las cosas desde otra perspectiva. La amistad es quedarse hasta las tantas buscando soluciones…
No tengamos miedo a decir a nuestros amigos lo que creemos que puedan hacer, darles un abanico de soluciones y que ellos miren la que les vaya mejor. Es que desde fuera, siempre es más fácil ver la solución a un problema. Desde fuera es mucho más fácil ayudar. Es muy importante “escuchar” y más importante aún emitir un juicio o lo que se dice vulgarmente “mojarse”.
Tener amigos que escuchan ayuda a no tener tantos traumas. Tener amigos que escuchan ayuda a aliviarnos y a desfogarnos. Tener amigos que se mojan, ayuda a respirar tranquilamente.
Los africanos no van al psicólogo.
http://yaivi.blogspot.com/
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