La primera muerte de alguien que ni es un prócer.
Un día todos asesinarán a una persona y no se podrá culpar a nadie.
La eligirán al azar. Primero el país (un 3 de abril del 2010): Argentina
Mateo Ingouville no se preocupará porque Argentina tiene 40 millones de habitantes (no deja de ser sorprendente) Por alguna razón recordará un libro de su infancia: Charly y la fábrica de Chocolates. Se dará cuenta de que siempre, por alguna extraña razón, fue su libro predilecto, su obra de cabecera (por más de que se empecinara en ocultárselo a su familia, amigos y algunos compañeros repartidos por el mundo)
Un 3 de abril del 2011 eligirán la cuidad: Buenos Aires
Mateo Ingouville no se preocupará porque Buenos Aires es dos tercios del país y la elección no es una casualidad. Es incluso menos sorprendente que lo anterior. Le empieza a ir mal en el trabajo y deja de fumar. Le roban dos veces en un mismo año y duerme mal. Se compra un auto color lila, color que odia.
Un 3 de abril del 2012 eligirán el barrio: La Lucila
Mateo Ingouville se ríe de la casualidad. Algún vecino morirá. Lo improbable pero no imposible acontece. Cercan el barrio; apenas si se puede entrar o salir. Nadie piensa en mudarse. Buenos Aires es una ciudad tan peligrosa. Retomará Sui Generis y se hará vegetariano, por un año, dice.
3 de abril del 2013, eligen la calle: Wineberg.
Mateo Ingouville piensa en mudarse pero ya no se puede; policía internacional rodea el barrio, la calle. Nadie puede salir. Se estudia, trabaja desde allí. El mundo provee los gastos y necesidades básicas. Matan al gato en un afán de acabar la pesadilla y pierden a todos los amigos. Empieza a mirar series en la tv que siempre odió y un día se despierta con verdaderas ganas de suicidarse. El espejo ya no lo refleja cuando se ríe y los relojes se rompen del todo.
Un 3 de abril del 2014 se elige la casa: la de Mateo Ingouville.
Mateo Ingouville no se lleva bien con su familia (más de un año de encierro) y piensa que acaso es positivo el asesinato de algún miembro. Se hacen entrevistas, se sacan fotos; la familia es famosa. Hacen apuestas sobre quien morirá. Por alguna razón Mateo Ingouville vive ajeno a todo. Levemente idiotizado por los medios y la falta de agua caliente, sufre ciertos deslices como no ducharse por meses (y un día ducharse seis veces) o dormir siete días de un tirón, levantándose sólo para ir al baño y mojarse la cabeza. El sistema provee un masajista que Mateo rechaza violentamente y después se arrepiente. Su hermano intenta suicidarse dos veces y fracasa o lo fracasa el sistema. Se alimenta a base de frutas y verduras y ocasionalmente, carne. Nadie protesta por él.
Un 3 de abril del 2015 eligen al integrante, la víctima: Mateo Ingouville.
Lo matan ese mismo día y no es una tragedia.

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